Una fractura se produce cuando se aplica una presión mayor a la que puede soportar un hueso, causando que este se quiebre, parta o rompa. Por ello, podemos decir que una fractura es una ruptura de cualquier hueso del cuerpo, cualquiera sea su envergadura.
En casos donde el hueso quebrado rompe la piel, se denomina como fractura expuesta o fractura compuesta. Es de vital importancia obtener auxilio médico inmediato al momento de sufrir una lesión de este tipo, sin importar su gravedad, pues un diagnóstico oportuno permite acceder a un tratamiento que facilitará la recuperación de la estructura ósea y, finalmente, nuestra movilidad.
Una fractura en niños no es igual que cuando ya somos adultos, por eso es importante que enfrentemos los accidentes de nuestros hijos con responsabilidad. Los huesos de los niños tienen un mayor porcentaje de agua en su composición, lo que los hace ser más flexibles -como las ramas nuevas de un árbol- y pueden no evidenciar una fractura en el momento en que se producen, sino días más tarde, cuando la lesión se complica.
En el caso de adultos y personas mayores, la recomendación es a tomar medidas preventivas para evitar golpes y caídas, además de llevar un estilo de vida saludable -ejercitándose regularmente y manteniendo una alimentación balanceada- que contribuya al cuidado de nuestros huesos.
¿Cómo prevenir las fracturas?
Es bastante sencillo prevenir estas lesiones, ya que son nuestros hábitos los que nos permiten tener mejor movilidad, buen equilibrio y huesos sanos. Algunas de las medidas que puedes tomar son:
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